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Hemos leído dos cosas. Primero, que
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estoy siendo investigado.
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Bien, no sé de qué, pero pues ellos
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estarán haciendo sus propias conjeturas.
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Y segundo, pues que formalmente
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han dicho que tenemos casa por cárcel.
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Nosotros aquí estamos reunidos y
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retenidos y estamos siempre con la
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fuerza interior y la paz en el corazón y
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la alegría que el resucitado nos da. La
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alegría de aquel que nos dice ánimo, soy
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yo. No tengan miedo. Recuerden,
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amadísimos hermanos, el miedo paraliza,
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la desesperanza autosepulta.
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pues es la muerte del corazón. Al odio
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se le responde con el amor, a la
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desesperanza con la esperanza viva y al
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miedo con la fortaleza y la valentía que
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nos da el Cristo glorioso y resucitado,
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el Cristo de la Iglesia. Queremos seguir
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a todos ustedes, amadísimos hermanos.
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Miles de miles de miles que están
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siempre con nosotros en la Eucaristía,
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estos millones de hermanos que a través
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de las redes se han manifestado
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en la cercanía a nosotros. Queremos
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agradecer nuevamente a los medios de
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comunicación nacional e internacionales,
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a los portales digitales. Queremos
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agradecer tanta oración, ayuno,
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adoración, rezo del Santo Rosario, de la
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divina misericordia, ese doblar rodillas
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de nuestro pueblo fiel, la buena
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voluntad de los no creyentes, de los
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agósticos, de los escépticos y la
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fraternidad y hermandad de nuestros
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hermanos no católicos. Gracias a todos.
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Estamos pendientes de ustedes y ustedes
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sigan pendientes de nosotros.