EL GRAN DILUVIO
En los albores de la humanidad, cuando las estrellas aún susurraban secretos a los mortales, hubo un diluvio que cambió el curso de la historia. Noé, el último hombre justo, recibió una enigmática visión: construir un arca gigantesca para salvar a todas las criaturas vivientes. Las olas rugieron como bestias hambrientas, y la lluvia caía como lágrimas del cielo. Dentro del arca, los animales se acurrucaban, sus ojos reflejando el miedo y la esperanza. ¿Qué aguardaba más allá de las puertas de madera? ¿La redención o la perdición? Noé, con su barba blanca y sus ojos cansados, miraba al horizonte. ¿Era este el fin o el comienzo? Las aguas ascendían, y el mundo se sumía en un silencio sepulcral. Pero en ese silencio, resonaba una promesa: la vida renacería. Y así, mientras el arca flotaba en un mar sin límites, la humanidad aguardaba su destino. El diluvio no solo purgó la tierra, sino también los corazones. ¿Quiénes éramos antes de la inundación? ¿Quiénes seríamos después? El arca, como un cofre de secretos, guardaba la respuesta. Y mientras las aguas se retiraban, dejando al descubierto un mundo nuevo, Noé abrió las puertas. La luz del sol acarició las plumas de los pájaros, las crines de los leones y las manos temblorosas de los hombres. El arco iris se alzó en el cielo, un pacto entre Dios y la humanidad. Y en ese momento, Noé supo que el diluvio no solo había borrado el pasado, sino que también había inscrito una historia en las estrellas: la historia de la supervivencia, la fe y la esperanza. Espero que este texto sea intrigante y reflexivo para tu canal bíblico. Si necesitas ajustes o más detalles, no dudes en pedirlo